El Zorro y el Ratón

El Zorro y el Ratón

Capítulo 1: La carrera

Diego era un ratón muy veloz y astuto que vivía en el bosque. Le gustaba correr por los senderos y esquivar los obstáculos que se encontraba. Un día, se topó con Antonio, un zorro muy orgulloso y presumido que se creía el más rápido de todos los animales.

Al día siguiente, Diego y Antonio se presentaron en el lugar acordado. Había muchos animales que habían venido a ver la competencia. El búho dio la señal de salida y los dos corredores salieron disparados. Antonio llevaba ventaja al principio, pero Diego no se rendía y lo seguía de cerca. Cuando llegaron a una curva, Diego aprovechó para tomar un atajo por debajo de unos arbustos y adelantar al zorro. Antonio se dio cuenta y trató de alcanzarlo, pero Diego era más ágil y escurridizo. Al final, Diego llegó primero al árbol grande y se proclamó vencedor.

Capítulo 2: El acertijo

Antonio estaba muy molesto por haber perdido la carrera contra Diego. Quería demostrarle que él era mejor que el ratón en todo. Así que se le ocurrió una idea: le retaría a resolver un acertijo muy difícil que él mismo había inventado.

Capítulo 3: El salto

Antonio no podía creer que Diego hubiera resuelto su acertijo tan fácilmente. Estaba convencido de que el ratón tenía mucha suerte, pero

no tenía ninguna habilidad especial. Así que se le ocurrió otra idea: le retaría a saltar sobre un río muy ancho y profundo que había en el bosque.

Antonio se alejó unos metros del río y tomó impulso. Corrió con todas sus fuerzas y saltó con gran elegancia. Cruzó el río de un solo salto y aterrizó en la otra orilla. Luego se giró y miró a Diego con una sonrisa triunfal.

Diego se acercó al borde del río y miró el agua con temor. Sabía que no podía saltar tan lejos como el zorro. Pero tampoco quería rendirse ni darle el gusto a Antonio. Así que se le ocurrió un plan.

Antonio se acercó al río y le pasó su cola a Diego. El ratón la cogió con sus patas y se la ató a su cuerpo. Luego se alejó unos pasos y se preparó para saltar.

Diego corrió hacia el río y saltó con todas sus fuerzas. Pero en vez de ir hacia adelante, fue hacia arriba. Y cuando estuvo en el aire, soltó la cola del zorro y la lanzó al agua. Luego cayó sobre la otra orilla, junto a Antonio.

Capítulo 4: El queso

Antonio estaba muy enfadado por haber perdido el salto contra Diego. No podía soportar la idea de que un ratón fuera más listo que él. Así que se le ocurrió una idea: le retaría a robar un queso de una granja cercana al bosque.

Antonio se acercó a la granja y buscó un lugar por donde entrar. Vio una ventana abierta y saltó por ella. Dentro había una cocina con muchos alimentos. Antonio olfateó el aire y detectó el aroma del queso. Se dirigió hacia el lugar de donde venía y encontró una despensa con una puerta entreabierta. Entró y vio un gran queso sobre una tabla de madera. Antonio se relamió y se dispuso a cogerlo.

Pero lo que no sabía era que el queso estaba atado a una cuerda que activaba una trampa. Cuando Antonio tiró del queso, la puerta de la despensa se cerró de golpe y una jaula cayó sobre él. Antonio quedó atrapado y no pudo salir.

El granjero cogió la jaula con el zorro dentro y salió de la cocina. En el camino se encontró con su perro, que ladró al ver al zorro.

El granjero y su perro se alejaron de la granja con el zorro en la jaula. Mientras tanto, Diego observaba todo desde una distancia segura.

Diego decidió seguir al granjero y su perro hasta el mercado. Esperaba encontrar una forma de liberar al zorro y devolverlo al bosque.

Capítulo 5: El rescate

Diego siguió al granjero y su perro hasta el mercado. Allí había mucha gente y muchos p

uestos con diferentes productos. El granjero se dirigió a uno de ellos, donde había un cartel que decía: “Se compran y se venden animales”.

El granjero le entregó la jaula con el zorro al dueño del puesto y recibió las diez monedas de plata. Luego se fue con su perro a comprar otras cosas.

El dueño del puesto colocó la jaula con el zorro en un lugar visible y le puso un cartel que decía: “Se vende zorro. Diez monedas de plata”. Luego siguió atendiendo a otros clientes.

Diego se acercó al puesto y vio al zorro en la jaula. El zorro lo reconoció y le habló en voz baja.

Diego le explicó su plan al zorro y le pidió que lo siguiera. Luego se alejó del puesto y buscó otro lugar donde había un queso. Era el mismo queso que el granjero había dejado en su despensa y que el dueño del puesto había comprado por cinco monedas de plata.

Diego se acercó al queso y lo cogió con sus dientes. Luego corrió hacia el puesto donde estaba el zorro y pasó por delante de él. El dueño del puesto vio al ratón con el queso y se enfadó.

El dueño del puesto dejó su puesto y salió corriendo detrás del ratón. Diego siguió corriendo por el mercado, esquivando a la gente y a los otros animales. El dueño del puesto lo seguía sin perderlo de vista.

Mientras tanto, el zorro aprovechó la distracción para salir de la jaula. La puerta estaba mal cerrada y pudo abrirla con su hocico. Luego salió del puesto y buscó a Diego.

Diego vio al zorro y le hizo una señal con la cabeza. El zorro entendió y se acercó a él. Diego le pasó el queso al zorro y le dijo:

Diego y el zorro salieron corriendo del mercado con el queso. El dueño del puesto se dio cuenta de que le habían robado el zorro y el queso y se puso más furioso.

El dueño del puesto y el granjero salieron corriendo detrás de Diego y el zorro. El perro los siguió ladrando. Diego y el zorro corrieron lo más rápido que pudieron y llegaron al bosque. Allí se escondieron entre los árboles y los arbustos. El dueño del puesto, el granjero y el perro los buscaron por un rato, pero no los encontraron. Al final, se cansaron y se fueron.

Diego y el zorro respiraron aliviados y se miraron con una sonrisa.

Diego y el zorro se sentaron juntos y se pusieron a comer el queso. Mientras comían, charlaron de sus cosas y se rieron de sus aventuras. Se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y que podían ser muy buenos amigos. Y así fue como Diego y Antonio dejaron de ser rivales y se convirtieron en amigos. Y aprendieron que la amistad vale más que ganar una competencia.

FIN

“El Zorro y el Ratón” Moraleja del Cuento

La moraleja de la historia es que no hay que ser orgulloso ni presumido, sino humilde y generoso. También que no hay que subestimar a nadie por su tamaño o apariencia, sino respetar a todos por sus cualidades y habilidades. Y sobre todo, que la amistad es más importante que la competencia y que se puede ser amigo de alguien diferente a uno mismo.

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